Conocida también como repollo, esta verdura, originaria de Centroeuropa, pertenece a la familia del brécol o brócoli, la coliflor, la berza o las coles de Bruselas. Las diferentes variedades de col que encontramos hoy en el mercado se obtuvieron a partir de especies silvestres muy utilizadas durante siglos como medicina natural, por sus propiedades anticatarrales, antirreumáticas, energéticas, digestivas, antidiabéticas y cicatrizantes.
Aparte de por sus muchos valores saludables, la col también destaca por la gran variedad de formas en la que se puede consumir (cruda en ensaladas, encurtida, cocida…), hallándose en multitud de deliciosas recetas.
En crudo, sólo 100 gramos de col suponen un aporte del 61% de la vitamina C recomendada para un adulto (120mg). Cocida, esta cantidad se reduce a los 41 mg. Su aporte de vitamina C, junto a su riqueza clorofílica, favorece la asimilación del hierro, lo cual previene de padecer anemia, entre otras muchas funciones.
Otros nutrientes en los que es rico el repollo son:
- La Vitamina A, con efectos rejuvenecedores sobre nuestra piel.
- Vitaminas del grupo B, en forma de betacaroteno, ácido fólico, selenio, hierro, calcio, magnesio, potasio y distintos flavonoides en importantes dosis.
- Compuestos azufrados y antioxidantes que protegen el hígado y poseen propiedades antirreumáticas.
- Minerales como selenio, hierro, calcio, magnesio, así como el silicio y el azufre, que hacen muy recomendable su consumo para evitar la caída del pelo y aumentar su crecimiento; el potasio, un vasodilatador que favorece la circulación de sangre por nuestras venas y, por tanto, ayuda a controlar la presión arterial, y calcio y fósforo, que fortalecen nuestro sistema óseo.
En el siguiente documento de descarga, te damos algunas razones para animarte a incluir esta hortaliza a tu dieta habitual: